sábado, 25 de febrero de 2012

Los comportamientos engañan.


Una vez escribí una frase dentro de algo más extenso, alqo que había aprendido observando a mi alredor, observando a las personas que me rodeaban y tratando de indagar un poco más hasta dar con la causa de algunos de sus comportamientos...
Escribí algo así como..." HE APRENDIDO QUE EL MAL HUMOR PUEDE SER LA MANERA MAS DESESPERADA DE PEDIR AYUDA"
Ahora bien, si os da la curiosidad de leer un poco y adentraros en el libro de "Cuentos para pensar" del magnífico escritor Jorge Bucay, hay un pequeño cuento titulado: "LA FURIA Y LA TRISTEZA" . Leyéndolo me he dado cuenta de que no con las mismas palabras, ni de la misma manera, no me equivocaba tanto en lo que pensé que podría significar en ocasiones el mal humor o algunos otros estados emocionales...
Les dejo el cuento, porque creo que en ocasiones se juzga a las personas por lo que simplemente vemos desde el exterior. Parémosnos un poco a observar e indagar del porqué de ese comportamiento, a veces las apariencias engañan...
LA TRISTEZA Y LA FURIA
En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde
los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.
Había una vez... un estanque maravilloso.

              Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los
colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban
permanentemente...
              Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose
mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- se
baño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así
que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar
donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin
conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al
desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de
la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia,
ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien,
encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del
disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.

viernes, 17 de febrero de 2012

La compañía.


Porque todo el mundo tiene a alguien especial
algun amig@, alguna pareja, algo setimental, quizás
puede que un familiar o nadie en particular, pero, es especial.
Porque todo el mundo necesitará una complice mirada,
una leve caricia, una gran sonrisa o puede que tambien una lagrima secar.
Porque ese alguien necesitará de tus consejos, de tus miramientos, de tu rabia para con una conversacion la ira saciar.
Porque el ser humano no fue creado para estar solo, ni fabricado para lamentarse continuamente, porque todos cometemos errores pero no por ello debemos volver a caer en la trampa.
Porque se podrán equivocar con nosotros y hacernos daño, pero no por ello debemos a todos, igual juzgar...
Porque necesitas una mano de la que agarrarte, con la que sentirte valiente, con la que de su compañia echar a andar... porque todos recorremos un camino y solo, es amargante y aburrido
Por estas razones y muchas mas, toma la mano de quien te la presta, mira los ojos de quien fija su mirada en ti, agarra las caricias que te regalan, responde con un dulce beso una larga discusion... 
Haz de tu vida un paraiso, aquel del que supuestamente fuimos expulsados. Nadie dijo que ese antro no pudiese ser modificado y con ayuda, aun mas valorado el resultado.

PYSP.

lunes, 13 de febrero de 2012

Perdóneme.

Y si en algún momento
yo de tí me enamorara, 
perdónme señor
seguro que usted, no lo aprobara.

Y si en algún momento
yo sus ojos buscara, 
perdóneme señor,
seguro que usted, lo míos ni miraras. 

Y si en algún momento
yo sus manos tomara, 
perdóneme señor,
seguro que usted, las mías soltaras.

Y si en algún momento
yo su boca besara,
perdóneme señor, 
seguro que usted, de sí me apartara.

Y si en algún momento estos versos a su vista llegara
perdóneme señor,
pues seguro que no sabe que ni
su amor, ni su mirada, ni sus manos, ni su boca
merecerían tanto desprecio
solo... por estar de usted...
enamorada.

El materialismo frente al sentimentalismo.


En el materialismo en el que vivimos yo sigo soñando con el mundo del sentimentalismo.
Porque un diamante puede perdurar toda una vida.
Porque un anillo puede ser guardado generaciones y generaciones.
Porque una prenda puede valerte año tras año y luego ser guardada.
Porque un material puede ser guardado, pero ¿qué pasa si se pierde? ¿qué pasa si se estropea? ¿qué pasa si te lo roban?
Tanto un diamante puede perderse, tanto una prenda puede estropearse o un anillo puede ser robado...


Pero...
¿qué pasa con el recuerdo de un beso sincero?, ¿qué pasa con esa sencion de hormigueo en la barriguita cuando te miran a los ojos y te dicen que te quieren?, ¿qué pasa con una caricia que revoluciona tus vellos y los pone de punta?
Todo aquello si es sincero, significa algo grande para tí y viene de una persona especial, perdura en tu recuerdo, en tu memoria, y eso es un cofre que puedes abrir en cualquier momento y lugar, son detalles que pueden llegar a ser revividos así pasen 100 años. Los llevas siempre contigo pudiendo disfrutar de ellos cuando quieras sin necesidad de portar nada en tus manos, ni en tu bolso... Simplemente quedan en tu memoria.


Por ello yo prefiero un detalle sincero que un regalo por compromiso. Por ello yo abro el cofre de mis mejores tesoros y revivo cadamomento que me hizo feliz y no tengo que verme condicionada ni por un momento ni por un lugar, simplemente de estar dispuesta a sonreir recordando aquello que en su momento me hizo feliz.

Patricia Salgado Pino.